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Tiempo de lectura: 2 minutos“Los Aztecas, ¿Un pueblo sin escritura?”. Revista National Geographic Historia, Nº 248, 2024.
Uno de los aspectos de la cultura azteca que más llamaron la atención de los españoles tras la conquista fue el uso de libros. Estos eran tiras largas generalmente en papel de amate (un papel vegetal), escritas por ambas caras y que se doblaban como biombos o, según Bernal Díaz del Castillo, «como paños de Castilla». Los documentos eran de diverso tipo: registros de los tributos de las provincias, genealogías, mapas, calendarios para llevar el cómputo del tiempo y anotar los fenómenos celestes…
Estos documentos eran elaborados por los tlacuiloque. La traducción que normalmente se da de este término, «pintores-escribanos», indica bien el doble aspecto de su trabajo.
Como pintores elaboraban bellas composiciones en las que representaban con vivos colores escenas mitológicas o históricas. Pero junto a las imágenes pictóricas aparecían figuras que claramente tenían un valor simbólico: nombres de dioses, de personas o de lugares, números o términos del calendario.