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Tiempo de lectura: 2 minutos“Xochicalco, emblema del México prehispánico”. Revista National Geographic Historia, Nº 187, 2019.
En 1777, el filósofo y humanista José Antonio Alzate recorría la zona de Cuernavaca –en el actual estado de Morelos, al suroeste de Ciudad de México– en busca de información para sus artículos, cuando un indígena le habló por primera vez de Xochicalco, encareciendo la grandeza del lugar. Inicialmente Alzate desconfió pero, después de ascender un penoso camino y llegar a las ruinas de la antigua ciudad, tuvo que reconocer que sus “esperanzas hallaron más de lo que solicitaba”.
Xochicalco (la “Casa de las Flores” en náhuatl) era una ciudad prehispánica que floreció a partir del siglo VIII y que, tras su abandono hacia el año 1100, fue convirtiéndose en un amasijo de ruinas cubiertas por la selva. En el siglo XVI fray Bernardino de Sahagún la nombró en su monumental obra Historia general de las cosas de Nueva España: “Hay […] un edificio llamado Xuchicalco, que está en los términos de Cuauhnáoac”, escribió, aunque no existe constancia de que el fraile franciscano hubiera estado nunca allí.